martes, 29 de mayo de 2012

Carlos Cano, tan actual, tan imprescindible…



Andaba uno recomponiendo y actualizando el blog, y necesitaba un poco de ánimo músical. Revisé la lista de mis discos [¿podemos seguir llamándolos así?]. Y ahí estaba el primero: “A duras penas”, de Carlos Cano [En este caso sí, aún lo sigo teniendo en LP]. ¿Por qué no? Lo voy escuchando. Cada vez más atento. Y pienso: ¡Cuánto ha rejuvenecido el inmortal de Carlos Cano! ¿O somos nosotros: esta sociedad quién ha dado un paso atrás de treinta, cuarenta años? Claro que no. O tanto no. Pero escuchando “La miseria”, “El Salustiano”, “La hoguera”, “Aleluya” o “Qué es lo que pasa”… pienso que, de golpe, esas letras han vuelto a convertirse en actuales, en imprescindibles…

Quizá siempre lo han sido, igual hemos sido nosotros quien no hemos querido seguir escuchándolas en estos años de burbujas y ruido. Ni hemos conservado debidamente en nuestra memoria a ese Carlos Cano de los setenta tan proverbial y lúcido. Sí, Carlos, ahora “Anochece” otra vez, y no me resisto a pensar en ese largo gemío, ese grito que entonas:
¡No, no, no, no, no, no...! ¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? Hace frío.Tengo miedo. ¡Piedad de mí! ¿Es que un topo se comió el sol, o es que el mundo se congeló? ¡No! Diez mil palomas dicen que no. Canastera, hazme con tu pelo un canasto pa mi pena. Llénamelo de flores, canastera.
Sí. Carlos, ahora con el miedo nos acordamos de “La miseria”:
Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta. Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella. La miseria tiene en su casa las uñas de la soberbia. Ve en un mundo cerrado del que se alimenta. La miseria es el lugar donde nací, donde no quiero yo morir. Es un lugar muy especial para el amor y la moral. La miseria. Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba,
donde no existe el futuro, sólo la miseria.
La miseria, la miseria, la miseria…
O de eso que cantas en “La hoguera”, nos preguntamos como “hemos callado”…
Morir por algo sí, pero lentamente. Y en libertad morir por algo. Día a día morir por vida. Madre ¿por qué se calla?
Quiero decirle que algo pasa. ¿Por qué se calla, padre?
¿Por qué no grita «fuego»? Yo quiero decir, que algo pasa aquí por el Sur: mucho sol y sol y poca luz. 

Hasta se estremece la memoria y duele todo el cuerpo con el Salustiano en Alemania, y ese “yo no creo que el sombrero les toque en la tómbola / a esos gachos trajeaos que viven de ná. / Que lo roban, lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finan lo roban”. Y qué decir, de esa “Viva la grasia” que se te mete cuarenta años después en el corazón y no lo suelta como un mal mordisco:
Esta es la canción: ¡un, dos!
Ustedes tienen sol, grasia pa vivir, vino, playas y flamenco... Sí, mucha grasia pa derramarla por las vendimias del Roselló.¡Viva la grasia de Andalucía con pasaporte de emigración!
Quizás, Carlos, al menos parece que algunos escuchan lo que cantas en “El baile del abejorro”. O igual no. A todos hay que gritarles eso de:
Vengan p'acá los abandonaos, los desgraciaícos, los maltrataos,
los desamparaos, los más entonaos.
 
(Ay, qué gustico llevando el compás.)

¡Cuidao, cuidao! con

los espabilaos, los disfrazaos, los aprovechaos, los encapuchaos,
los embalsamaos, los encangrejaos que bailan p'atrás. 
A la calle, a la calle.
Ay, qué güeno que ya nos da el aire.

A la calle, a la calle, ay, qué güeno que ya empieza el baile.
Ni que decir tiene que qué razón tenías cuando nos cantabas “Qué es lo que pasó”. Más que nunca “hay que avanzar al galope”. Ahora, Carlos, te escuchamos nuevamente. Y te echamos más de menos que nunca: tu voz y tu mensaje. Aunque siento que más que nunca estaríamos decepcionándote... Tu luz es tu música, tus letras...



Cuando piensas que todo ya pasó, que nada hay que temer, entonces salta la mosca y de sopetón te baja de las nubes a la tierra.Ay, el frío... Regresas a la ciudad, de pronto llueven gusanos como cuerdas que te atan de pies y manos y te aburren las ideas. Ay, la imaginación... ¡qué difícil!, ¡qué dificil!...
Y luego viene el cansancio y el hastío de los muertos que andan. Ay, el frío... ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que pasa aquí? Hay que avanzar, hay que avanzar. Pero vamos, digo yo, me parece que algo pasa,que algo se esconde detrás de tanta firma ilegible,que las cosas son como son, no como parecen ser. Ay, el frío... No quiero estar más atado a los que nadan y guardan la ropa.Yo no comparto la espera ni el milagro que no lleve mi esfuerzo.
Por eso pongo al servicio del hombre la imaginación y llevo por los caminos este canto de esperanza y de fuerza. Ay, el frío... ¿Qué es lo que pasa? ¿Qué es lo que pasa aquí? Hay que avanzar al galope. 

Cultura confía en la “aceleración del mercado español” del ebook en 2012



“2011: Se inicia el despegue del libro digital en España”. Esa es la perspectiva desde la que parte el segundo informe Situación actual y perspectivas del libro digital en España, publicado por el Ministerio de Cultura el pasado 28 de marzo. Con el subtítulo de “La producción española de libros digitales y su distribución y venta en la red”, el Observatorio de la Lectura y el Libro ofrece una “aproximación global” de 81 páginas a la realidad del e-book en nuestro país. 

Y lo hace analizando cómo “la llegada de Apple, la irrupción de Amazon en el mercado español y el importante avance de la industria española del libro en su estrategia digital, en especial en los últimos meses, hacen de la oferta de contenidos y su distribución en España uno de los temas de mayor trascendencia en el ámbito del libro en estos momentos”. Tanto que la conclusión final a la que llega el informe es que “todo hace pensar que a lo largo del presente año se producirá una importante aceleración en el mercado español”.

No obstante, advierte que “a la hora de extender el fenómeno del libro digital entre la población española y facilitar una mayor competitividad del libro digital español en el mercado nacional e internacional” es necesario resolver dos “factores relevantes”. Primero, la lucha antipiratería: “El establecimiento de un marco más seguro y estable de protección de la propiedad intelectual paralelo a la búsqueda de alternativas tecnológicas”. Y, segundo, unificar el IVA entre el libro en papel y el digital o, como dice el informe, “la equiparación del régimen fiscal de ambos formatos”.


El análisis ministerial deja claro, ya desde su introducción, que “a pesar de la aún tímida cuota de facturación del ebook en nuestro país, los principales datos oficiales sobre lectura digital y sobre la actividad editorial en España ponen de manifiesto la apuesta cada vez más firme por parte de lectores y editoriales por este formato. Más de la mitad de los españoles lee ya contenidos digitales”. En este amplio capítulo introductorio analiza el mercado digital para avanzar algunas de las abundantes conclusiones que contiene el texto. 
Por ejemplo: “El ebook, aún no acaparando grandes cifras, evoluciona a paso lento pero continuado, con un 6,8% de lectores –un 5,3% en 2010–, un porcentaje que se eleva hasta el 13,7% en el caso de los jóvenes de entre 14 y 24 años”. A la vez que relaciona cifras como éstas, de un mercado aún incipiente, con valoraciones contundentes: “La lentitud del sector editorial en español respecto a otros mercados, especialmente anglosajones, unida a la potencialidad de la lengua española, hace del mercado del libro digital en español un objetivo muy atractivo para las principales plataformas internacionales. Esta ralentización viene motivada no solo por las negociaciones con autores, traductores y agentes literarios en España, sino en especial por la necesidad de encontrar modelos sostenibles que permitan mantener la rentabilidad del libro en papel”. [...]
En el nº 264 (Mayo 2012) de Delibros. Texto íntegro sólo en la edición en papel.

¿Ha cambiado Amazon el modelo editorial español?


España fue el décimo país en el que Amazon, líder mundial de venta electrónica de productos de cultura y ocio, inauguró web propia después de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido, Italia, Austria y China. Algo más de seis meses después, el balance es, a priori, más que positivo. “Nunca hemos lanzado un sitio con tanto catálogo ni hemos acelerado tanto en tan poco tiempo para ampliar la oferta como en España”, según afirmó François Nuyts, nuevo director de Amazon.es, poco después de estrenarse en su nuevo cargo en febrero.

Jorrit Van der Meulen, vicepresidente de Amazon Kindle Europa, señaló a principios de abril durante la presentación de los nuevos Kindle Touch Wi-fi y 3G para el mercado español: “Nuestras dos filiales más recientes, España e Italia, crecen muy rápidamente y están superando nuestras expectativas iniciales”. ¿Cuáles eran esas expectativas? Van Nuyts ha afirmado que “queremos convertirnos en el sitio de comercio electrónico preferido de los españoles”. No hay datos que avalen si ese horizonte es ya una realidad. No lo parece aún. El propio Van Nyts habla de tres objetivos inmediatos: “Incrementar la selección de artículos que ofrecemos, bajar los precios y mejorar aún más si cabe el servicio de entrega”. Lo que es seguro es, si es que había dudas, que Amazon va a por todo en España.

La implantación de la web española de la todopoderosa Amazon en el comercio electrónico no ha sido –ni sigue siendo– un camino tan fácil como esperaba la multinacional norteamericana. El “desembarco” aún no ha acabado. Sin embargo, ya figuran en su haber algunos hitos, como el que el Ministerio de Cultura no duda en otorgarle: “La entrada de Amazon en el mercado español de libros digitales está agilizando la reconversión de las editoriales y librerías españolas. Dicha reconversión se ve también impulsada por los cambios de tendencia del consumidor y la creciente toma de conciencia desde sector del libro respecto a la transformación del negocio editorial”, según la segunda edición del informe Situación actual y perspectivas del libro digital en España, publicado a finales de marzo.

Nuys, director de Amazon.es
Es cierto que la irrupción de Amazon en el mercado del ebooks en España, sin duda, ha forjado el aumento de la oferta de títulos ante su agresiva política de firma de contratos para la adaptación de títulos ya existentes al formato Kindle, así como la digitalización de un mayor número de obras por parte de las editoriales (20.119 títulos, según el ISBN, en 2011, un 55% más que en 2010) y la mayor venta de ejemplares digitales. Por otra parte, los gurús españoles de Internet alaban que Amazon.es esté contribuyendo a darle el prestigio que no tenía a la compra electrónica.

¿Qué ofrece Amazon hasta ahora al lector? A comienzos de abril, la oferta suma ya 35.623 eBooks en formato Kindle, aún lejos de la cifra total de libros digitales que los editores españoles han lanzado al mercado, estimados en torno a los 44.000 títulos a finales de 2011 por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Sobre cuántos de los títulos que ofrece son autoedición, de momento Amazon no aporta cifras. Lo que sí sabe –y así lo difunde el propio motor de búsqueda de la web española–, es que la oferta en cualquier formato en español en papel y digital alcanza los 740.409 títulos, de los que Amazon.es precisa que 622.987 son tapa blanda, 68.784 tapa dura, 2.612 audiolibros y, el resto, apenas un 5%, los 35.948 ebooks.


Esta decisión de multiplicar su oferta para el lector español suma también 36.884 títulos en catalán –tan sólo 8 audiolibros y 871 ebooks–, 8.213 en euskera –con únicamente 83 títulos electrónicos– y 3.318 en gallego –un audiolibro y 80 ebooks–. En definitiva, una oferta que en lenguas del Estado español se acerca a los 790.000 títulos. 

Las cifras digitales, en cualquier caso, no coinciden con exactitud con las incluidas por el Ministerio de Cultura en la segunda edición del informe Situación actual y perspectivas del libro digital en España, publicado a finales de marzo, si bien éste valora positivamente el aumento de eBooks en español y otras lenguas cooficiales en el mercado.“Aunque su peso en el conjunto del catálogo de Amazon alcanza sólo el 3%, el compromiso de ir incrementando paulatinamente los títulos en lenguas españolas parece cumplirse… y con creces: dos meses después de su lanzamiento asciende a más de 32.000 obras —30.699 en castellano y 1.332 en lenguas cooficiales— a las que se unen 1.034.119 en otras lenguas. En total, más de un millón de títulos accesibles desde un único punto”, señala el texto. [...]

En el nº 264 (Mayo 2012) de Delibros. Texto íntegro sólo en la edición en papel.

Pedro Sorela: El sol como disfraz



No deja de ser curiosa la escasa tradición española en novelas sobre periodismo, más aún que tengan de escenario la redacción de un periódico. En la literatura anglosajona son todo un género. Un escritor, un periodista como Pedro Sorela (1951), que ha vivido lo que narra en primera persona, pero que también tiene las habilidades –la prosa literaria y la capacidad de distanciarse de la profesión– necesarias para atreverse con ello, ha construido un extraordinario testimonio sobre el devenir y el declive de los periódicos, fiel retrato de un mundo de egos y de ideales inalcanzables.

Sumándole,  además, un argumento que sostiene lo narrado –con Daniel, redactor cultural; B. V., corresponsal de guerra de vuelta a casa, y Picasso, un director de los que no hay, como protagonistas– y que mantiene el pulso con el lector. El sol como disfraz es, dicho todo ello, como afirma Daniel de sus entrevistas, «un dibujo, una seducción con palabras. No es una foto en ningún caso» del periodismo que se ha hecho –y hace– en España. Una gran novela, a medio camino entre la fábula y el realismo, pero que manda un mensaje optimista sobre el futuro de la profesión...
El sol como disfraz, Pedro Sorela, Alfaguara
Pedro Sorela: El sol como disfraz (Alfaguara), Madrid, abril de 2012, 344 páginas. Tapa blanda: 18,50 €. Ebook: 8,99 € 


En el nº 2.800 de Vida Nueva.

Luisgé Martín: “Me gusta la literatura que revuelve y molesta"


Foto: Germán Gómez / Anagrama

Luisgé Martín publica La mujer de sombras, novela en la que lleva al extremo sus obsesiones sobre la doble identidad, el descenso a los infiernos y las perversiones. 

Luisgé Martín (Madrid, 1962) es un editor y escritor obsesionado con “la doble identidad” que siempre llevamos dentro y en narrar descensos a los infiernos. Autor de novelas como La dulce ira (1995), La muerte de Tadzio (2000), Los amores confiados (2005) y Las manos cortadas (2009), acaba de publica La mujer de sombras (Anagrama). Novela en la que lleva a su máxima expresión ese encuentro del deseo y sus abismos. Al que se accede, por lo demás, a través de Internet. “Uno aspira a tener lectores inteligentes, que sean capaces de entrar en el juego de mi literatura y pueda sentir y plantearse todas esas dudas, todas esas cuestiones, que escritores como yo planteamos en las novelas”, afirma.

–¿Quién es la mujer de sombra?

–La protagonista de mi novela ha tenido un pasado oscuro, instintos sadomasoquistas, que no encaja muy bien con su personalidad; y Eusebio, quien está enamorado de ella, lo sabe y se obsesiona por conocer hasta el último detalle de ese pasado. Una espiral de obsesión acerca de por qué antes era así o por qué con él es de otra manera. Hasta acabar convirtiendo lo que es un amor plácido y feliz en una especie de infierno. De ese modo comienza un viaje de degradación, de envilecimiento, de transgresión, que pone en peligro su relación y que hace que a los lectores este personaje le llegue a provocar repugnancia. En cualquier caso, en las relaciones humanas, querer saber demasiado es casi siempre destructivo.

–“Ojos que no ven, corazón que no siente”…

–Pero debería decirse “Ojos que no miran, corazón que quiere seguir sintiendo”. La amistad y el amor están a menudo fundados en la ignorancia. Como escritor, me gusta preguntarme qué hay detrás de la fachada de una persona, de su aspecto cotidiano y público. Tengo permanentemente la sensación de que lo que todos ocultamos a los demás es, como en los icebergs, mucho más grande que lo que mostramos. Y eso me parece fascinante, es un campo literario inagotable. Porque es en esa parte oculta donde está lo que de verdad somos.

La doble identidad, el descenso a los infiernos, la sexualidad torcida… temas que siempre están en su narrativa.

–Todos esos temas ya están en mis novelas anteriores, es cierto. Pero en La mujer de sombra vuelven en todo su esplendor. En Las manos cortada quería hacer un novela completamente distinta, con una intencionalidad política, una trama política, que se desarrollaba en el Chile de Allende. Pero, al final, cuando la novela va tomando cuerpo, acaban aflorando estas obsesiones, estos mismos asuntos recurrentes que, pienso en este momento, estarán de algún modo u otro en todas mis novelas. ¿Por qué a mí me obsesiona la doble identidad, el descenso a los infiernos, la sexualidad torcida? No me he tirado en el diván a preguntármelo, pero por eso escribo. Supongo que tiene que ver con mi biografía y mi forma de ver el mundo.

–Que no es conformista, precisamente…

–No. La literatura que me interesa, y lo digo con el uniforme de escritor –porque como  lector soy mucho más amplio en intereses–, es la que es un arma para hacer daño al lector, para inquietarle, para que le haga replantearse algunas cosas; o, como he dicho en alguna ocasión, “para abrirle alguna brecha en la cabeza, sin que le salgan los sesos”. Con esto digo que la literatura que me gusta escribir es la que te revuelve, la que te mueve la silla. Me gusta, y es en este sentido en el que lo digo, molestar. La literatura me interesa para que los lectores puedan hurgar dentro de ellos. [...]

En el nº 2.801 de Vida Nueva"Me gusta la literatura que revuelve y molesta", íntegro solo para suscriptores.

Ernesto Cardenal, el poeta de la teología de la liberación


El Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana rescata al sacerdote y revolucionario nicaragüense, perseguido por el gobierno de Daniel Ortega
Un hombre sencillo, un hombre de Dios. Nicaragüense, sacerdote, poeta y revolucionario. Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) obtiene por fin el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana –un verdadero Nobel de la poesía hispano-portuguesa que alcanza su XXI dotado con 42.100 euros y concedido por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca– que le reconoce como una voz fundamental de la literatura. Por fin.
No sólo por el hecho tangencial de que acumulara ya algunos años de finalista –al menos desde que lo ganara en 2005 Juan Gelman–, sino porque el poeta nicaragüense arrastra una fama internacional desde principio de los años 80 que le hace uno de los poetas de mayor prestigio de cuántos aún siguen escribiendo en español. Lógico, podría parecer, para quien ha llevado tan lejos las fronteras posibles de la poesía, con ese “exteriorismo” al que ha dado nombre. Con su rebelión insaciable, las palabras, el lenguaje, no podían ser en sus versos más que revolución de la sintaxis, del ritmo, de la musicalidad, de las imágenes.
El propio Cardenal lo explica: “El exteriorismo no es un ismo ni una escuela literaria. Es una palabra creada en Nicaragua para designar el tipo de poesía que nosotros preferimos. El exteriorismo es la poesía creada con las imágenes del mundo exterior, el mundo que vemos y palpamos, y que es, por lo general, el mundo específico de la poesía. El exteriorismo es la poesía objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas concretas, con nombres propios y detalles precisos y datos exactos y cifras y hechos y dichos. En fin, es la poesía impura”.
Es la poesía de vanguardia, en donde traza una continuidad con Whitman, Pound, T. S. Elliot, J. Joyce, Hilda Doolittle, Huidobro, Neruda, Paz o Vallejo...


Sin duda, junto al talento en el manejo del lenguaje y la experimentación de su poesía, Cardenal traspasó en esos mismos años 80 los límites de la literatura y de la religión como uno de los rostros del Frente Sandinista de Liberación Nacional en la revolución que acabó con la dictadura de Maximiliano Somoza. Precisamente, su eterna identificación de su boina negra y su barba cana con la lucha revolucionaria contra las dictaduras militares, con el pensamiento marxista, contra la injerencia norteamericana y a favor de la construcción de una sociedad más solidaria y justa ha ocultado el peso verdadero, hondísimo y renovador, de su poesía.
Testimonio contra la injusticia
Sin embargo, ahora que es un perseguido por el Gobierno de Daniel Ortega, víctima de acoso y destrucción, con sus cuentas intervenidas y su prestigio enfangado, por atreverse a decir lo que nadie quiere oír –“en Nicaragua tenemos una dictadura”– es la poesía quién viene a salvarle, a devolverle la voz. Ya era hora, a él que ha hecho, sigue haciendo, de la poesía, con sus epigramas, cantigas, salmos, oráculos, plegarias, himnos, un modo de dar testimonio contra la Injusticia, la desigualdad, la miseria, el dolor, pero, ante todo, de testificar “el poder salvífico de Dios y la manifestación de su amor”. Por eso, desde Nicaragua, recluido y arrinconado, afirma: “Estoy feliz. No me esperaba ya un premio así. Ha sido toda una sorpresa. Es una muestra de generosidad, de reconocimiento, pero yo no lo merecía”. 
Sí, lo merecía. La poesía de Cardenal, su verso en busca de esa utopía simbolizada en la Resurrección y el Reino de Dios –en el lenguaje de la Teología de la Liberación, como él afirma en su poesía habita la esperanza del “mundo mejor que todos esperamos”–, está, como la del reciente Premio Cervantes, el chileno Nicanor Parra, en la cumbre de la literatura iberoamericana. […].
En el nº 2.800 de Vida NuevaErnesto Cardenal, el poeta de la teología de la liberación, íntegro solo para suscriptores 

lunes, 21 de mayo de 2012

La novela de la semana | Gonçalo M. Tavares: Aprender a rezar en la era de la técnica




El portugués Gonçalo Tavares (Luanda, Angola, 1970) pone el punto final a la tetralogía sobre el mal iniciada hace una década con la magnífica Un hombre: Klaus Klump y continuada con La máquina de Joseph Walser y, más recientemente, con Jerusalén
Tavares es, sin lugar a dudas, uno de los grandes narradores portugueses, a la estela del gran Lobo Antunes y, como él, autor de culto. Esta última novela de título sugerente –como su punto de partida: el ruido de la máquina que va ocultando la oración, síntesis para el autor del siglo XX– se centra de nuevo en el periodo de entreguerras en Centroeuropa y narra, como si presenciáramos un experimento, la maldad de Lenz Bachmann, cirujano y racionalista perverso, casi fascista, obsesionado por la autoridad. 
Tavares crea, como ya nos ha mal acostumbrado en sus denominadas novelas negras, una formidable fábula en torno a la pérdida de moral, el miedo y el poder, en el que la enfermedad dará un nuevo giro. Un lujo leer a Tavares, y asumir el reto de reflexionar con él sobre el hombre contemporáneo.

aprender a rezar en la era de la tecnica-gonçalo m. tavares-gonçalo m. tavares-9788439724827
Gonçalo M. Tavares: Aprender a rezar en la era de la técnica (Mondadori), Barcelona, abril 2012, 336 páginas, 19,90 € (Tapa blanda)
En el nº 2.799 de Vida Nueva.

La novela inacabada de Jesús


Anne Rice, famosa por su serie de novela de vampiros, también ha escrito su propia visión de Jesucristo

La “novela de Jesús” es una obra inacabada. Aún se está escribiendo. Ahora, con la crisis galopando sobre los cenizas de la sociedad del bienestar, sin embargo es cuando están apareciendo en los escaparate un amplio número de novelas que, más allá del fenómeno religioso, están centrándose en el mito de Jesús. Un Jesús ficcionalizado, a veces ortodoxo según los evangelios, otras apartado de teologías en los que se perfila, en todo caso, como un referente ineludible y contemporáneo: incluso revestido con un humor, reverencial sin embargo.
También se presenta en relecturas personalísimas, singularmente heterodoxas, que, en cualquier caso, acuñan una interpretación literaria, una visión testimonial de cómo se ve y se piensa en Jesús. Por encima de su validez catequética o de su sintonía con la Iglesia ecurialense, estos argumentos y el protagonismo ineludible de Jesús son síntomas de una necesidad de vuelta a la fe, a fijar en Jesús la esperanza. Aunque, es indudable que lo que, al final, leemos son, como siempre, las convicciones del novelista entorno al Hijo de Dios.
Lo han hecho, por ejemplo, enfrentándose directamente a una recreación novelística y biográfica Anne Rice, Philip Pullman o Cristopher Moore; la primera, desde la fe practicante en la serie de El Mesías –El niño judío (2005) y Camino a Caná (2008)–; el segundo, con una animosidad atea y antieclesiástica –El buen Jesús y Cristo el malvado (2011)–, y el tercero con su habitual sátira, en la que la vida de Joshua, el Jesús parodiado por Moore, es narrada por el irreverente Colleja: Cordero: el evangelio según el mejor amigo de la Infancia de Jesucristo (2012).


 


Incluso desde un punto de vista más lateral –y español, aunque de géneros muy dispares: histórica, comedia, thriller o cuentos de hadas– a Jesús se le ha tratado en recientes novelas sin concederle el protagonismo: Jesús Sánchez Adalid (Los milagros del vino), Eduardo Mendoza (El asombroso viaje de Pomponio Flato), José Luis del Corral (El códice del peregrino) o, mirando a través de la Virgen, Gustavo Martín Garzo (Y que se duerma el mar) y Carmen Sanz (Ella estuvo allí). Incluso, Juan José Benítez ha culminado su serie de Caballo de Troya aprovechando el tirón. Y, a su sombra, otras fantasías similares de escasa originalidad. 
Pero, sobre todo, ha habido autores que, estos últimos tiempos, se han asomando a un Jesús redivivo en este mundo contemporáneo, como recientemente James Frey y David Safier o, ya hace unos años, James BeauSeigneur o Francisco González Ledesma con el seudónimo de Enrique Moriel. Al fin y al cabo, el crítico Harold Bloom ya dijo hace años que no podemos abstraernos a lo que la novela contemporánea nos muestra, y es que “el culto occidental a Dios, es también el culto a un personaje literario llamado Jesucristo, como lo es don Quijote, Hamlet o Falstaff”.
Bloom remarcaba con ello que, al margen del dogma y textos evangélicos, Jesús está en los cimientos de la fe y el canon bíblico, pero también está presente en la imaginación colectiva, quizás como ningún otro. El profesor Pablo C. Díaz, de la Universidad de Salamanca, acepta, en este sentido, que “toda tarea de reescribir a Jesús es un trabajo siempre provisional”. El peso de Jesús como mito cultural, al margen de su significación para los cristianos, es “lo suficientemente fuerte para saber que la exploración literaria aún será fructífera durante generaciones”. Así es. La crisis, sin embargo, demanda más a Jesús. Y el novelista lo usa. [...]

En el nº 2.799 de Vida NuevaLa novela inacabada de Jesús, íntegro solo para suscriptores